sábado, 25 de diciembre de 2010

Al final, lloré en Nochebuena

Era algo que tenía que ocurrir para añadir a mi historial (como deprimirme de una vez en mi cumpleaños, o intentar matarme).

Fue bastante extraño, que nadie se diera cuenta de que las lágrimas se me estaban cayendo a saco. Todo el mundo haciendo algo y yo quieto, llorando como el llorón que soy, y nadie me miraba a la cara.

Llorar nunca me ha servido de nada. No me quedo más a gusto, no estoy mejor una vez paro. No podré creerme nunca a la gente que dice lo contrario.

Vi a mi hermano, pero él no me vió a mí.

Le regalé El extranjero a mi primo David. No creo que se lo lea, pero la verdad es que el chico está creciendo y no se ha vuelto gilipoyas, es la gran esperanza de la familia.

Mi tío Javi cada vez se parece más a Jack Nicholson.

No todo ha sido malo, ni hasta ahora ni en los días que me quedan aquí. Ha habido y habrá cosas buenas, pero como me pasa cada vez que "hago las cuentas de la felicidad", el balance no me cuadra en absoluto. Este ambiente, el de mi madre principalmente, me hunde.

"No me verás. No voy a volver. Donde el invierno es como un convento, y los jóvenes mueren, antes de tiempo"

Quiero besarte los hombros.