jueves, 25 de febrero de 2016

Meh

Es jueves noche. El domingo juego en Madrid el primer RPTQ al que me clasifico. En caso de quedar entre los cuatro primeros, me invitarían al Pro Tour de Madrid. No me gusta viajar, así que clasificarse para un Pro Tour en España me gustaría más que tener que ir a tomar por el culo, aunque me paguen el viaje. Tengo muy pocas expectativas de hacerlo bien, lamentablemnte. Tengo muchos fallos de atención, y voy a jugar un mazo que no creo que esté bien construido del todo, ni que mucho menos sea suficientemente bueno. No sé si antes jugaba mejor o si no me daba cuenta de lo malo que era. Mi consolación es que me pagaré el viaje y alojamiento del fin de semana con el Snapcaster Mage promo que dan por participar.

He dormido por el día. Ayer miércoles me comprometí a una serie de cosas con Carmen Sánchez, y ya no les veo el sentido en absoluto. He tratado mal a quien más me importa. No he hecho una mierda de las cosas que quería hacer en casa, ni de las que tenían que ver con el torneo...

La entrada de los videojuegos ha dejado de interesarme. No me resulta amena, y me ha servido para recordar a personas que ya no tengo.

No me apetece nada el viaje al RPTQ, me refiero al trayecto. Las horas, la compañía.

Y no mucho más. Me voy a dormir.

martes, 23 de febrero de 2016

Ludópatas !!!

Como avisaba en la última entrada, tenía pensado escribir tarde o temprano sobre algo en principio no negativo y que, aunque no lo había mencionado, ha sido muy importante para mí desde pequeño (y para todo el mundo, supongo): formas de entretenimiento.

Como mínimo haré dos entradas, porque creo que serán bastante largas. Esta primera tratará sobre videojuegos, y la o las posteriores irán sobre otras aficiones, como por ejemplo los cómics o dibujar.

Nota: desde hace ocho años o quizá más, Magic ha ocupado casi en exclusiva todo mi tiempo de ocio, ya sea jugando for fun o competitivamente, escribiendo, etc. No me arrepiento de ello la verdad, porque ha sido y será muy estimulante, y al mismo tiempo el resto de pasatiempos estaban dejando de serlo para mí...pero es curioso como mínimo.

Mi primer recuerdo del mundo de los videojuegos es la Sega Mega Drive de mi primo Pablo. Siendo él cinco años mayor que yo, viviendo literalmente al lado, y mostrándome por su parte cariño y amistad desde que tengo memoria, Pablo era el puto amo del universo para mí. Me introdujo en varias de sus aficiones (saldrá en la siguiente entrada también), me llevaba bastante con sus amigos, me hacía reír mucho, en vacaciones dormíamos en la misma casa unos días para hacer el freak y comer pizzas...Hace unos meses le mandé un SMS agradeciéndole lo bien que se portó conmigo todo ese tiempo, y me alegro de haberlo hecho, aunque es un gesto muy pequeño en comparación con todo lo que él hizo desinteresadamente por mí.

Pues bien, en la época de la Mega Drive (generación de consolas de 16 Bits, anterior a la Playstation, para situarnos), o eras de Sega o de Nintendo en esto de los videojuegos, ambas compañías japonesas. La Super Nintendo era la rival de la Mega Drive, y aparte también existían consolas portátiles (con patalla propia y tamaño manejable) menos potentes: la Game Gear de Sega, con la pantalla a color, y la más conocida en blanco y negro Game Boy de Nintendo (en su versión original, no versiones posteriores de las que también hablaré). Entre Mega Drive y Super Nintendo mi recuerdo es que tuvieron un éxito similar en el mercado, pero entre las portátiles Nintendo arrasó con diferencia. No tuve contacto con éstas hasta pasados unos años.

Pablo empezó siendo de Sega y yo también, como no podía ser de otro modo. Sonic era la repanocha, y Mario un bigotudo despreciable. Estos dos personajes representaban a Sega y Nintendo, eran las mascotas de la compañía, iconos, y ambos protagonistas de videojuegos del género "plataformas", que explicado graciosamente, quiere decir "dar saltitos" pantalla tras pantalla. Mi primo tenía juegos de Sonic, y aunque no eran sus preferidos, sí que lo eran de nuestra tía Merce, la hermana menor de nuestras madres.

Uno que yo recuerdo con mucha claridad es el Streets of Rage, porque era muy divertido en modo multijugador (cooperabamos para pasárnoslo), y no me resultaba tan difícil como otros. Era del género "beat'em up", más conocido como "de ir dando ostias y tirar para adelante" (no confundir con el género de "lucha uno contra uno", como eran Street Fighter, Mortal Kombat...), ambientado en barrios chungos de los 90 por así decirlo. Otro parecido era el Golden Axe, más medieval-fantástico. que me gustaba menos. Además, recuerdo ver a Pablo jugar a títulos como Shinobi, Earthworm Jim, Cool Spot, Comix Zone, Mega Man...

Mi primera consola propia me la regaló mi padre en Valencia, no recuerdo en qué año. Era una Master System II, de Sega, que pertenecía a la generación anterior a Mega Drive, aunque ésta ya llevaba bastante tiempo disponible. En ese momento a mí me la pelaba, pero sería lo equivalente a comprarse ahora la Playstation 3 cuando la 4 lleva ya un tiempo a la venta. No es algo malo necesariamente, pero sí que puede ser un problema si quieres comprar novedades, ya que la compañía de la consola se centra progresivamente al 100% en desarrollar juegos para su último cacharro. Obviamente, también es más caro comprarse la más nueva.

 La potencia de la Master System II era similar a la de las portátiles de las que hablaba antes, pero igualmente era una fuente de diversión, que es lo importante. Recuerdo jugar con ella al Sonic, Alex Kid, Marble Madness, a uno de Spiderman, y a Double Dragon, que era muy similar al Streets of Rage al que jugaba con mi primo.

Unos años más adelante, en Navidad, mi tía Merce apareció con una Playstation recien comprada (para ella), y nos la enseñó a Pablo y a mí. Pegamos unos cuantos gritos, la verdad. La primera consola de Sony estaba a nuestro alcance, al menos ocasionalmente. Un mundo nuevo de gráficos 3D con polígonos en vez de "dibujitos", con juegos en formato CD en vez de el tradicional "cartucho".

Sega Saturn y Nintendo 64 completaban esa nueva generación de consolas, a las que tuve muy poco acceso. La de Sega fue un fracaso en ventas, y la de Nintendo estaba muy por debajo en popularidad respecto a la Playstation, pese a contar con grandes leyendas como Zelda, Donkey Kong o Mario, incluyendo no sólo el juego de plataformas del fontanero, sino también los de carreras y lucha Mario Kart y Super Smash Bros. Una crítica muy común de los de parte de Sony sobre la N64, era que los juegos de ésta eran generalmente muy infantiles en comparación con los de Playstation, quizá más enfocados a un público juvenil-adulto.

Nota: por aquella época, copiando de nuevo a mi primo, yo era lector de Hobby Consolas, una muy buena revista sobre videojuegos que no se limitaba a hablar sólo de las de una u otra compañía como otras publicaciones, sino de todas las disponibles. Era un niño muy informado.

Volvamos a nuestro objeto de adoración por aquel entonces, la "Play" de Merce. Aparte de a una "demo" con varios juegos incompletos, jugábamos al Crash Bandicoot que mi tía había adquirido, al que muchos se refirieron como "el Sonic/Mario de Playstation". Pasaron unos meses y no sé muy bien por qué, pero Merce le vendió la consola a Pablo. Recuerdo pocos juegos de ese tiempo, sólo se me ocurren Destruction Derby y Wipeout. Pasaron unos meses más. y mi padre me la compró a mí en Valencia. Yeah. Fue una fiel compañera durante muchos años.

Mi primer juego creo que fue la segunda parte de Tekken, una saga de lucha que se hizo de culto. Mi madre me compró el Twisted Metal World Tour porque yo tenía envidia de los regalos que recibían los niños de mi clase por su comunión. Recuerdo jugar con ella al Road Rash, un juego de carreras callejeras de motos, aunque el que más le gustaba era el Worms Pinball, simulador de esas míticas máquinas de bolas. Tras un tiempo llegaron cosas más serias.

Es ya muy típico entre los freaks decir que Final Fantasy VII es el mejor juego de la historia, pero para mí sin duda lo fue durante un tiempo. Se trataba de un juego de rol muy, muy largo, con una trama que enganchaba, unos personajes con carisma (tanto héroes como villanos), y diferente a todo lo que yo había probado por entonces. El sistema de combate por turnos me llamaba muchísimo la atención. Quizá hoy me pareciera una mierda si lo jugara de nuevo, quién sabe, pero fue una experiencia muy intensa, nada que envidiar a películas, series y libros que me han encantado. Qué rabia e impotencia cuando Sefirot se carga a Aeris...menudo "¡hijo de putah!" que le solté a la tele.

Nota: el título de esta entrada es lo que mi madre y el padre de mi hermana nos llamaron cuando nos pillaron a Pablo y a mí jugando al FFVII a altas horas de la madrugada en mi casa. Broncón del sigo.

Mi mejor amigo de la infancia, Rodrigo, también era muy aficionado a los videojuegos. Entre los dos intentamos exprimir al máximo juegos como Gran Turismo 2 y Metal Gear Solid. De este último recuerdo que yo jugaba casi todo el tiempo (quiero decir, que yo tenía el mando de la consola) y él estaba a mi lado mirando, lo prefería así. Curioso. Era muy buen chaval, la verdad. En cuanto al Metal Gear, juego venerado, el único problema era su duración. Te quedabas con ganas de más.

Llegados a este punto, podría alargar las historias de la Play hasta el infinito, así que lo dejaré con comentarios de un par de imprescindibles, y mención a un puñado más que disfruté. ¡Gracias por todo, compañera! (Edit: cuando empecé a jugar a Magic, vendí mi Playstation a uno de mi barrio sin que se enterara mi madre por un tiempo, y me compré un puñado de sobres. Yo ya tenía la Playstation 2, y finalmente mi madre me montó un pollo cuando se enteró de la venta).

-Tekken 3: juegazo, un antes y un después en el género de la lucha, completísimo. La rivalidad con Jairo en este juego era muy emocionante. Paul Phoenix era nuestro personaje favorito. Muchos recuerdos.

-Crash Team Racing: basado en (por no decir copia de) Mario Kart, este juego de carreras con personajes de Crash Bandicoot era muy adictivo, y extraordinariamente divertido en multijugador. En este sí que era el rey entre mis amigos. Con mi hermana también jugué bastante, y creo que fue el que me hizo pensar que sería divertido jugar con mi señora en alguna ocasión.

-La saga Tony Hawk's Pro Skater, Final Fantasy VIII y IX, Crash Bandicoot 3, Crash Bash, Micromachines V3, Mánager de Liga.

Cambiando un poco de aires, también estuve un tiempo interesado, otra vez gracias a mi primo, en juegos de ordenador a los que jugar en red local en los llamados "ciber". Incluso a León llegó esta fiebre, que competía con los salones de máquinas recreativas de toda la vida. Un género muy popular al que se jugaba en estos establecimientos era el de "Shooters en primera persona", estilo Doom. Es decir, veías tu mano y tu arma, y tenías que matar al resto de jugadores y/o bots. La mayoría jugaba a Counter Strike, pero a mí personalmente me enganchaba muchos más el Quake 3 Arena. Era más bestia.


(continuará, tengo que sacar al perro)


...Han pasado unos diez meses, y llevo varios días pensando en escribir algo. Antes de empezar algo nuevo, quiero completar esta entrada, aunque sea sin mucho detalle.

De nuevo aparece mi padre comprándome una consola, en la que puede que fuera la última vez que nos vimos. Vino a León y estuvimos unos días juntos. En uno de ellos, aceptó comprarme una Game Boy "Color", actualización de la original Game Boy y Game Boy "Pocket".

Recuerdo que el primer juego y casi único que me compré para ella fue uno de Donkey Kong, probablemente el último que sacaron para Game Boy. Mi primo me prestó el Pokemon Rojo, y llegó una temporada de obsesión pura y dura en mi colegio/barrio. Cuando salió, compré el Pokemon Plata, y más de lo mismo.

Tengo un poco de lagunas en estos años, pero creo que le vendí/cambié a Jairo mi Game Boy "Color". Es lo que más me suena.

Un tiempo después le compré a un chico de mi clase de toda la vida, Adrián, su Game Boy Advance. Ésta ya no era una simple mejora de la portátil original, pertenecía a una nueva generación en toda regla. Recuerdo jugar a Mario Kart, y a un juego de rol que se llamaba Golden Sun. Este juego se lo compré a un chaval de mi barrio y nunca se lo pagué. Espero que no se acuerde. Y no tengo ni puta idea de dónde acabó esta consola, en absoluto.

En cuanto a las no portátiles post Playstation, Sega sacó la Dreamcast como pionera de los 128 Bits, y se estampó. De hecho fue la última consola que creó Sega, y a partir de entonces sólo se dedicó a hacer videojuegos para otras, por lo que pudimos jugar a Sonic en una consola de Nintendo, algo impensable hacía unos años. Creo que actualmente, Sega ha cerrado por completo.

Microsoft entró en el mercado de repente con su Xbox, pero no me llamó la atención.

Mi primo se compró la Game Cube de Nintendo, y durante un tiempo parecía que yo también tiraría por ahí. Juegos que recuerdo haber probado de ella: uno muy chulo de Star Wars, Luigi's Mansion, Super Smash Bros, Sonic Adventures y uno de motos acuáticas. Tras unos meses, yo cambié de parecer y me compré la Playstation 2, lo que no sentó bien a Pablo.

Rodrigo la tuvo antes que yo, aunque jugamos poco juntos, nuestra amistad se estaba acabando en esa época.

Otro que la tenía antes también fue Jairo. Curiosamente, yo me compré el Tekken 4 antes de comprarme la consola, y jugábamos en su casa hasta que la tuve. Sin duda es el que más exprimí.

Otros que tuve de la PS2 con mejor o peor recuerdo: The Bouncer, uno de la saga Soul Calibur (creo que el 2), Final Fantasy X, Burnout 3, Devil May Cry 3, un Pro Evolution Soccer, Killzone...y el Resident Evil 4, al que jugaba con mi hermana cuando yo volvía a León de visita. Es posible que ya ni funcione, pero la Play 2 sigue en casa de mi madre.

Y más o menos esto ha sido todo. En ningún momento tuve la loca idea de dejar de adqurir consolas y juegos, eso era algo impensable...pero ocurrió. Magic me ha fascinado completamente.

En fin, creo que no ha quedado muy amena para un posible lector, pero en cierto modo me alegro de haber dejado todo esto por escrito. Los videojuegos van asociados en mi caso a personas muy relevantes en mi vida, y a muy buenos ratos en general.

En principio volveré a escribir pronto. Chau.






martes, 9 de febrero de 2016

Eso, corre, tú que puedes.

Llevo un tiempo pensando en escribir aquí sobre cosas bastante neutras de mi vida, información no muy relevante de mis gustos de hace unos años, y en principio no para dar ninguna pena. Me gustaría hacer memoria sin que fuese algo perjudicial.

Posiblemente lo haga en cuanto acabe esta entrada (y posiblemente no), pero ahora quería dejar constancia de que el domingo 31 de enero de 2016, fue un día especialmente duro para mí, en el sentido de que fui muy consciente, por imposición y casualidad, de aspectos de mi forma de ser, de decisiones que he tomado, y de algunas consecuencias de todo ello.

Un tío entró al Metro con la música a toda ostia, gracias a un smartphone o similar, molestando a todo el que estaba allí. Lo primero que pensé es que habría que darle un par de ostias, y que posiblemente eso era lo que él estaba buscando. Sorprendentemente, intenté centrarme en mi objetivo principal: llegar a una acogedora tienda de Magic para jugar un torneo.

Si obedecía a mi instinto e iba a parlamentar con este hombre, lo más seguro es que no llegara a tiempo a mi destino: me echarían del tren, o puede que acabara en un hospital, con las gafas rotas. Por suerte (en la práctica) y por desgracia (en cuanto a que le di muchas vueltas posteriormente), alguien decidió actuar mientras yo respiraba profundamente y se me iban hinchando las pelotas.

Un capullo arrogante con complejo de héroe, que inevitablemente me era muy familiar, fue directo a por el que estaba montando tanto escándalo. Con bastante agresividad, y haciendo cómplice al resto de los presentes, le dijo que estaba molestando a todo el mundo, que bajara el volumen o parara la música, que se saliera del tren con él, etc. En fin, al final el conductor del Metro salió de la cabina para ver qué pasaba...El de la música no hizo mucho caso, o lo hacía momentáneamente y en breve volvía a ponerla a todo volumen, provocando que el héroe fuera de aquí para allá por todo el vagón diciendo que iba a sacarlo a ostias de allí.

Yo desconecté, de alguna manera, aunque en un momento llegué incluso a decirle al héroe "que lo dejara, que iba a ser peor". Aquello era un reflejo de mí mismo demasiado evidente, supongo que tuve que poner el salva pantallas por mi propia seguridad.

Hubo algo de violencia física, forcejeo, pero nada grave. Vino un tío de seguridad, que se llevó al de la música. El héroe se vino arriba, y nadie le dijo lo gilipoyas que era. Demasiao pal cuerpo.

Para rematar, por la noche tuve más dosis de espejo, con el Salvados de "El machismo mata". Yo estaba muy a gusto sin darme cuenta del asco que he dado, doy, o puedo llegar a dar.

Más o menos, eso es todo.