A veces me creo mejor que aquellos que han alcanzado algo parecido a la felicidad, centrando su vida en cosas "poco profundas". Algunos ejemplos son el Barça o la marihuana. Menosprecio esas aficiones y la existencia de esas personas.
Como si mi vida tuviera un significado mayor, un objetivo más digno, y una razón de ser auténtica. Y en realidad no tiene ni significado, ni objetivo, ni razón de ser.
El único consuelo es que aunque no soy un buen hombre, tampoco soy el peor. Y es patético.
domingo, 11 de mayo de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)