viernes, 29 de abril de 2011

Pedir un espíritu contentadizo

No, la transcripción no es literal, pero la idea no se ha diluido.

-Verdaguer: Te veo mejor en el grupo (TDC). Más participativo, y estás tranquilo. Cómo lo ves para aumentar horas.

-M: Bien. Lectura es la candidata natural...en la que ya había pensado por mi cuenta.

-Verdaguer: Sí, además te irá bien para reflexionar. Los jueves a las 11 00.


Se puede decir que ocurrieron muchas cosas desde esa terapia individual hasta el jueves que nos ocupa. Muy buenas, y muy malas. Sexo increíble, amor real, agresiones físicas y verbales, llantos, publicación de textos, estar en un ambiente universitario aunque fuera de paso, y la conclusión objetiva a la que yo ya había llegado hace tiempo, pero por parte de Kali: que el de mi lado tiene que correr, y que yo tengo que morir.

El lunes fue fiesta, y por ello no acudí a TDC en el programa para Trastorno Límite de Personalidad en el que estoy metido, aunque no asisto a todas las horas como hacía en un principio, por mis problemas de agresividad. Me invitaron a irme, tras yo insistir en que era un problema y ellos no darme mucho crédito. Cuando me había acostumbrado, me dijeron que mejor reducíamos horas, e incluso cuando supuestamente era sólo una idea y me dirigía a una actividad, me comunicaron que me iba ya a casa. Hicieron bien, evidentemente.

El miércoles quería ir. Joder, quería ir. Pero tengo un problema de sueño. Grave de cojones. Hay días en los que no puedo despertarme yo solo, y hay días en los que otros tampoco pueden despertarme. Nunca me han hecho caso desde Salud Mental. Pero bueno, escribir sobre eso agobia. Podéis mirar alguna entrada sobre pesadillas, y preguntar a las personas que han dormido conmigo si queréis flipar un poco cuando os expliquen cómo lo viven ellos (spoiler alert: no son pesadillas simplemente ^^).

El jueves fui. Estaba mal, sí. Pero como siempre. Iba a ser un buen día, con Kali en la biblioteca. Me gustan los ventanales y la moqueta, como a ella. Porque no sólo coincidimos en un lo del huevo en la sopa, aunque últimamente te de por decir que no coincidimos casi en nada. Gastar dos viajes de Metro para ir al puto Hospital de Día a leer es una mierda, sí, pero fui a hacerlo y no esperaba ningún tipo de recompensa por ello.

Mi cuidador personal, Juan, el sicario, me vio entrar el primero en la sala. El primer texto que leemos, no me agrada, aunque entiendo que al resto de pacientes sí. Hablamos sobre los recuerdos, sobre cómo podemos o no hablar de ellos. ¿Somos capaces de recordar cosas buenas del pasado, o por el contrario sólo nos producen mierda al ver lo que teníamos y perdemos?

Personalmente, como dije en una entrada también hace un tiempo, en grupo me he reído con muchos recuerdos. En solitario, cada vez que recuerdo, me pongo fatal. Pero en grupo, apesto por norma general (como este texto puede dar fe). Juanetes tiene algún recuerdo bueno forever el Monstruo nº2 odia todo su pasado, pero insiste en que si tuviera pareja, trabajo y piso, eso no sería así. Juanetes también dice que depende del día, del ambiente, de la racha, pues los recuerdos te afectan para bien o para mal. Instantáneamente pienso que en el caso del monstruo nº2, no es algo situacional ni ambiental. Su caso está basado simplemente en resolver sistemas de ecuaciones por método de sustitución, y su vida es una puta mierda sin esas "bases" que tanto dice que necesita únicamente, y con las que no necesitaría ningún programa ni estaría enferma ni ná de ná.

No digo nada, porque mis pensamientos, sólo traerían problemas. Prefiero que hablen entre ellos. Pero Juan hace la ronda por defecto, y quiere saber cómo me manejo con mis recuerdos. No me apetece liarla con el tema de Juanetes y el Monstruo, y no quiero expresar mi asunto del grupo-solitario como en mi entrada. Le digo que creo que es mejor que me calle.

Pero el puto Monstruo sigue hablando, no sé si por su culpa, o porque la Presidiria le insiste en que no es bueno buscar las "bases" de tu estabilidad en otras personas o cosas (la Presidiria es una paciente, no profesional, con marido, hijos, situación precaria), porque cuando esas cosas se van a la mierda, tú te vas con ellas. La base ha de ser uno mismo, has de trabajar contigo mismo.

A lo cual el Monstruo nº2 hace puto caso. Sigue hablando de su perro Buby, al que quiere como a un hijo. Nos recuerda que le da igual que nos riamos de eso (nunca nos reímos de eso, todos respetamos que quiera a su mascota más que a muchos humanos), pero empieza a liarse diciendo que si tuviera un hijo estaría bien bla bla, pero que su perro es como un hijo bla bla, a lo cual murmuro "¿coño pero no dices que ya tienes un hijo en la práctica?", pero como está exaltada no se da cuenta. Juanetes sí.

La cosa deriva, y habla de maltrato infantil, el cual ha sufrido. Y entonces dice que nunca maltrataría a sus hijos. Respetable pienso yo. Pero entonces Juan, no sé por qué, decide meterse y decirle que bueno, que aun no se ha visto en esa situación. Ella dice que cuidadito con eso, que ella ha sido niña maltratada y que los hijos son sagrados, y que a ver de qué le dice que ella va a tratar mal a su hijo (no nato) etc, etc. Juan, de forma arriesgada (aquí los profesionales van un poco fuertes a veces, como refleja mi libreta de "Reduce la agresividad"), le dice que bueno, que no se ha visto en la situación de ser llamada puta por su hijo, por ejemplo. Ella balbucea que su perro le muerde. Después, dice unas chorradas generalizando, viniendo a decir claramente (porque hasta el resto de pacientes comedidos se ha dado cuenta) que ella era la única maltratada del mundo. Que conoce a un montón de padres y de hijos, y que no los tratan mal. Que hay mucho niño mimado. Yo ahí me he descojonado, claro.

Ella me ha soltado un "bueno, no conozco a tus padres". No, ni yo, le he dicho, refiriéndome a los míos, pero carajo, no me había sentido ofendido. La tipa vive en otro mundo si de verdad se cree que sólo sus padres maltratan. Hay que ser gañán, ostia puta.

Una paciente nueva, que sí que conserva buenos recuerdos, le ha dicho como que no quiere la cosa, que hay ciertas estadísticas sobre padres maltratadores. Y dicen, que precisamente sufrían maltratos. Eso sí que es ir a saco, bajo mi punto de vista.

En fin, yo ya estaba con la frente tocando la mesa, sin mirar a nadie porque pasaba de todo. Juan ha cortado el tema pasándonos otro texto. Uno muy, muy bonito. Lo he leído para mí antes de que Juanetes lo leyera en alto, y evidentemente, iba a llorar con él. Y así lo hizo.

Yo todavía tenía la hoja del primer cuento en la cabeza, cuando el Monstruo ha decidido no respetar el lloro de Juanetes. Lo digo como si yo lo hubiera hecho. En alto dijo que no me cachondeara de ella, porque se pensaba que me estaba riendo de lo de que ella cuidaría bien a su hijo. Le y le han explicado que era por del resto del maltratadores del mundo, pero yo gritando y cagándome en Dios y en la puta Virgen María. Me he puesto atacado, pero no he saltado por encima de la mesa a por ella. Le he dicho que piense antes de hablar, y que escuche lo que diga, que deje de generalizar tanto. Pero me he equivocado porque estaba nervioso, y he tenido que repetir alguna parte. Me he ido sin contestar a Juan lo que me decía.

No he dado ningún portazo. Primer pasillo. Segunda puerta. Escaleras, bajo, todo bien. Tengo una mochila, un maletín, las putas hojas de los textos, aunque esto no lo recuerdo bien. Hay un mostrador antes de la penúltima puerta. Lo poso todo para ponérmelo bien. Hay una especie de buzón blanco. y un teléfono grande de pared. Los dos se han ido a tomar por el culo con tres o cuatro puñetazos, y un grito. Un grito porque Bea se iba a morir. Un grito porque rompí la silla de ordenador de Nerea. Un grito porque estaba a punto de salir del Hospital sin romper nada. Un grito porque el de al lado tiene que correr, y yo tengo que morir.

Las heridas impresionan a Juan, que insiste en que vaya a la enfermería. Le digo que no toque mis cosas. Cruzo la penúltima puerta. Dos batas blancas venían hacia mí, pero se dan la vuelta con un simple "Qué". Paso el mostrador de Mireia, que no está, y la última puerta. Juan me sigue, quiere que me quede. Me tomo el Diazepam de los cojones delante de él, me pregunta si me ha molestado lo que ha dicho Mari Carmen. Tomo aire. Obviamente le digo que no. Me molesta lo que he hecho yo, pienso. Me molesto yo, le digo. Pregunta por qué.

Porque no puedo vivir, le digo. Y me voy a Terrassa sangrando por un puño más que por el otro. Sabiendo que es verdad, que el verbo, o perífrasis verbal, es "Tener que morir". Pero no pude la primera vez.

Y no, esta nimiedad en el Hospital de día, no acelera ningún plan. La situación insostenible con Nerea y hacer daño a Kali, sí.


You know. Voodoo People

Luismi, soy César. A nadie le viene bien quedar hoy. Nos vemos mañana.

Avísame cuando puedas conectar los puntos antes que yo, mirando hacia adelante...por favor.

Voy a fregar los platos.

domingo, 24 de abril de 2011

Álvaro...

...Cano, Castro, García, García, Zapico, Piñán, De la Varga, Yugueros, Perez, Puente.

Son todos los apellidos en orden que ese gilipoyas de mi barrio conoce de sí mismo, y yo también me los sé. Me los dijo algunas veces, y ya ves, en ocho años no los he olvidado.

Podría ir a su casa, volver a mirarle a los ojos como cuando él era más alto que yo, y demostrarle quién es, a todas luces, mejor. Él, de nuevo. Pero cantarle todos sus apellidos, serían unos seis segundos de Cloroformo.

Esta vez, aunque su pecho y su cuello sean mucho más bonitos, crujirán primero.

Ah, Cano, lo tenías todo. Y una cucaracha como yo, de tu pasado más puro, de la auténtica calle, te lo roba. O más bien, lo succiona. Porque es lo que hacemos los parásitos.

miércoles, 13 de abril de 2011

No lo entiendes, Carlos.

Nunca me podrá molestar que tengas ideales. Me encanta que tengas ideales.

Lo que me molesta es que hayas dejado que toqueteen todo aquello en lo que creías, para que te lo devuelvan de una forma concreta, a la que tú sólo no podías llegar.

Ahora tus ideales son sólo excusas para pasar por encima de quien tu moral no te permitía.