martes, 19 de octubre de 2010

En el nombre del padre

Como mola Daniel Day-Lewis, aunque sólo haga películas del IRA. Y Emma Thomspon es realmente bonita.

Ya no recuerdo los años sin ver a Salvador Arsenio, pero probablemente llegen a 10 no tardando mucho. Alguna vez he estado apunto de llamarle, pero no quería sentirme decepcionado al colgar y no haber sentido la mano que me sacara del pozo en el que entonces estaba. Y había también, un motivo "noble" de fondo. No creo que sea muy agradable aceptar perder a un hijo y que éste de repente aparezca sin saber cuándo volverá a marcharse. A mí no me haría gracia al menos.

Las últimas conversaciones con él siempre iban de lo mismo. Que me pusiera condón, que hiciera yoga que es super bueno, y que no me drogara demasiado. No creo que muchos en su situación las hubieran mejorado, la verdad, pero obviamente esto no quita el hecho de que fueran una puta mierda.

Una vez, en su casa, casi me como una china de hachis. Hubiera sido cómico cuanto menos, pero tras olfatearlo cual perro labrador, decidí que ese chocolate estaba pasado o algo así y desayuné otra cosa. Sé que lloraba mucho cuando estaba con él, sin que yo supiera la razón. Hoy pienso que lo anormal sería que no llorara. Recuerdo también sentir miedo suficiente como para cagarme encima cuando, cerveza en mano, su actitud cambió. Me asustan los cambios, por definición. No tengo ninguna historia de malos tratos físicos que contar.

Me consta que mi padre pronunció estas dos frases, y que ambas son ciertas:

-Al ajedrez se aprende perdiendo.
-En esa cabina se pinchan los drogadictos como tu madre.

Y es que, este documento, desacredita el sistema en su totalidad.